Drosophila suzukii
Díptero de la familia Drosophilidae.
Drosophila suzukii es una plaga invasiva originaria del sudeste asiático que ha colonizado diversos países de América y la mayoría de los países europeos. Puede atacar una gama muy amplia de frutas cultivadas y silvestres. Las especies cultivadas tienen una susceptibilidad muy variable, dependiendo de la variedad y el grado de maduración de los frutos.
Afecta gravemente en cerezas, arándanos, frambuesa, mora, higo, caqui, kiwi, fresa, uva y puede afectar también algunos frutales de hueso o pepita en las zonas de cultivo donde se encuentra.
Aquellos cultivos cuyos frutos tengan la piel fina (ya sean cultivados o silvestres) y estén próximos a la maduración son sus preferidos. Cualquier fruto que esté muy maduro se puede convertir potencialmente en hospedero de esta mosca.
Cómo identificarlo
- Adulto. Son moscas con el tórax color amarillo claro o parduzco, abdomen con bandas negras, de unos 2-3 mm de longitud y con ojos rojos. Los machos tienen unas manchas oscuras en las alas muy características así como dos peines sexuales en las patas delanteras que los permiten distinguir de otras drosophilas. En las hembras que carecen de manchas y peines, es característico su ovopositor de gran tamaño y fuertemente aserrado que le permite cortar la piel de la fruta sana; diferenciándola de otras moscas del vinagre como la Drosophila melagonaster.
- Huevos. Son de forma oval, blancos, de 0.6 mm de longitud, con dos filamentos respiratorios en el extremo característicos de las drosophilas.
- Larva. Llegan a medir hasta 3,5 mm, son de color blanco a transparente; ápodas y acéfalas, con las piezas bucales bien quitinizadas. A simple vista no se pueden distinguir de otras especies de drosophilas.
- Crisálida. Es de color marrón y pueden llegar a medir 3 mm, se pueden distinguir de otras especies de Drosophila porque posee dos pequeños espiráculos en uno de sus extremos con 7-8 ramas.
Biología
Esta especie es muy dependiente de la temperatura y una humedad relativa elevada. Su capacidad de reproducción sobre una gran variedad de frutos silvestres le permite sobrevivir en periodos en los que no hay frutos en los cultivos susceptibles.
Los adultos tienen una vida de 21 a 66 días en función de la Tª, unos 3 mm de longitud, y los machos presentan una mancha negra al final de las alas, lo que facilita su identificación. Una hembra adulta puede vivir de 20 a 50 días y poner entre 7 y 13 huevos por día, con una media de unos 384 huevos durante toda su vida. Alcanzan la madurez sexual a 1-2 días después de emerger de la pupa. Mediante el oviscapto serrado ponen entre 1 y 3 huevos en cada punto de ovoposición, los cuales eclosionan al primer o tercer día, la larva pasa por tres estadios de desarrollo. La pupa puede encontrarse tanto dentro como fuera del fruto, más frecuente dentro.
La reproducción es particularmente rápida, con ciclos de vida cortos de una o dos semanas dependiendo de las condiciones climáticas.
Así, la plaga completa su ciclo en 7-9 días a 21 °C, en 12-15 días a 18 °C y en 79 días a 10 °C. La máxima actividad de los adultos es a 20 °C y dicha actividad se detiene por encima de los 30 °C y por debajo de los 0 °C. El único factor limitante parece ser la humedad relativa, ya que es un insecto bastante sensible a la desecación.
D. suzukii pasa el invierno en forma de adulto, siendo las hembras más resistentes que los machos a las bajas temperaturas, siendo capaz de sobrevivir a inviernos con temperaturas bajo cero, dónde todos los estadios mueren salvo el adulto. La plaga presenta una diapausa reproductiva en invierno, así como una parada estival durante los meses más cálidos y secos. Es en otoño y primavera (especialmente en otoño) cuando se encuentran picos poblacionales muy elevados que producen importantes daños en los cultivos y frutos silvestres susceptibles. La hembra entra en diapausa reproductiva con temperaturas menores de 5 °C y no sale de este estado hasta que no se superan los 10 °C. Los adultos también se alimentan de fruta caída y descompuesta.
Puede llegar a completar hasta 15 generaciones por año en climatologías ideales para la plaga.
Daños
Es una de las pocas especies de Drosophila que se alimenta de frutos sanos y maduros que están aún en la planta.
El daño es causado por el ovopositor de la hembra adulta al realizar la puesta y por la larva, cuando emerge comienza a alimentarse en el interior del fruto, acelerando su ablandamiento y caída. Al principio de la infestación, los frutos atacados no muestran evidencias del daño. El orificio que realiza la hembra al ovopositar es prácticamente imperceptible olla, la larva alrededor de los orificios se puede observar un ablandamiento de la epidermis con distinta tonalidad y también una exudación. Estas heridas pueden ser y generalmente son la vía de entrada de otros patógenos.
Una o dos larvas pueden hacer que la fruta no sea comercializable. Se han llegado a observar hasta 65 adultos emergiendo de un fruto de cereza.
¿Cómo monitorearla?
El seguimiento de los vuelos se puede realizar con la trampa Conetrap Suzukii.
Es indispensable el uso del monitoreo para saber los niveles poblacionales. Importante revisar las trampas mínimamente una vez por semana, y de dos o tres veces en los momentos más críticos.
El seguimiento a pie de campo es difícil de hacer, porque ya cuando se aprecian daños evidentes ya es demasiado tarde, por lo que el muestreo buscará pequeñas pinchaduras y puntos necróticos consecuencia de orificios de ovoposiciones.
El monitoreo debe hacerse durante todo el año, ya que hay presencia de adultos durante todo el año.
Usar de 2 a 4 trampas por hectárea, en fincas muy grandes con dos trampas por hectárea será suficiente.
¿Cómo combatirla?
La Drosophila suzukii es una plaga difícil de controlar, por varios motivos:
- Su tolerancia a las condiciones climáticas.
- Puede desarrollar hasta 13-15 generaciones superpuestas. En condiciones de temperatura moderada y altas humedades relativas pueden producirse desarrollos poblacionales rápidos y en grandes cantidades.
- No existen materias activas específicas para la plaga y se utilizan productos químicos con autorización especial que requiere más de un tratamiento.
- No existe una fauna auxiliar y/o control biológico que permita un control de la plaga.
- Las capturas masivas mediante trampas suponen un incremento importante de los costes de producción y tienen que ir apoyadas con tratamientos fitosanitarios.